miércoles, 14 de septiembre de 2011

De los pañuelos rojos ... a las largas corbatas

Constantemente y hace ya bastantes años, desde que me agradó la idea de cuestionarme todo y con eso alterar mi salud mental de una manera leve, las presas del 14 de setiembre me recordaban, más que cualquier farol o símbolo patrio, que ese día comenzaban los 2 días de celebración de "independencia" y sí, es algo agradable, desde las cimarronas, las cajetas, chorreadas, horchata y bonitos bailes que nos hacen sentir algo de raíces en nuestro ser, y es que, cómo no sentirse tal vez "emocionado" porque más allá de la cultura del guaro de que todo lo celebramos con líquidos etílicos, nuestro país suma años en alejarse más de una realidad que posiblemente nunca regresará.
Mi comentario y sin querer crear tal vez un sentimiento algo "cabizbajo" se refleja desde una perspectiva donde, lo patrio dejó de ser algo real, cuando la entrada a la educación superior eliminó por completo cualquier indicio de: acto cívico, goma, papel celofan, cartón, madera y una candela, y todo esto dejó de ser parte de ese tan esperado setiembre de escuela o colegio (en el mejor de los casos).
El mejor motivo para perder clases eran los amados ensayos de la banda, que se desembocaban en un fabuloso desfile de 15 de setiembre cerca del quiosco del barrio, donde abundaban las banderas, bloqueador, copos y alguna manera llamativa de refrescarse por el caluroso día que etiquetaba este día, sin embargo ... qué pasa con ese sentir tan agradable que en algún momento fue parte de los 14 y 15, maldecir a las Dianas a las 5 de la mañana porque el 15 es feriado, tal vez ya es algo que ud hizo, porque las costumbres de antepasados que solamente se ven reflejadas en historias escritas y en - hombres de otros tiempos - que las practican, ya no son de nuestro agrado.
Es algo triste ver que los días patrios se han convertido en un simple día de trabajo maldiciendo las presas de la noche por faroles, en estrés porque el comedor del lugar donde laburamos hizo comida típica y no nos gusta, todo se ha ido desplazando, es simplemente que ya vamos perdiendo mucho de lo que nos caracteriza, de lo que tal vez nuestros abuelos aún si sienten, no hace falta tener un pañuelo rojo y gritar bombas todos los días de la semana, pero valdría la pena que este par de días se celebren con verdadero sentir, y no con tanto guaro y fiesta, porque tal vez una chorreada y una buena horchata comiencen a sembrar eso que hoy en día creemos llamar independencia, tal vez sea posible que un día celebrando algo así de una buena manera, celebremos más bien la independencia a todo eso que hoy en día no nos deja de transculturizar.

Pedro